Tal y como leímos en gastroeconomy, el portal de gastronomía empresarial y tendencias para foodies, la crisis económica ha causado un recorte de la clientela y también del ticket medio en la restauración.
Así como una parte de la población tiende a recurrir a los orígenes: cocinar y hacer el pan en casa o montar un huerto en el jardín o la azotea; los que prefieren seguir yendo a comer o cenar fuera, priorizan lo asequible e informal, de calidad.
Es por este motivo que ahora más que nunca se necesitan cocineros profesionales y constantes que sean capaces de ofrecer platos de más bajo coste pero a la vez ricos, originales, de calidad y singulares.
Existen dos tendencias en la sociedad española cuando comen fuera de casa, por un lado vemos el reclamo de comida exótica, étnica e internacional y por otro el conservadurismo de la comida tradicional con toques creativos.
Por lo que hace a la comida exótica e internacional, cada vez más los paladares de los españoles, o una gran parte de ellos, están más abiertos a nuevos sabores y contrastes, seguramente consecuencia de las distintas experiencias culinarias que disfruta uno cuando viaja. Tanto es así, que observamos tales éxitos como el mejicano Punto MX en Madrid o el japonés Koy Shunka de Barcelona.
Por otro lado, por lo que hace al conservadurismo tradicional, aunque cabe remarcar que es aun más apreciado si se contemplan toques contemporáneos y moderados guiños creativos en las elaboraciones; observamos que son concurridas las casas de comidas, los bares de tapas y los restaurantes de cocina tradicional. Vemos, que lo tradicional aporta un valor de “refugio” a los españoles y por eso, una gran salida en estos tiempos. Algunos locales serían La Gabinoteca y La Carmencita de Madrid o la Fábrica Moritz y el Bar Cañete en Barcelona, ejemplos de tradición más o menos reinventada que atrae a sus públicos con un bajo ticket razonable.
Diferentes tendencias, diferentes opciones…
¡A innovar!